domingo, 26 de diciembre de 2010

La destrucción destruida.

Los chismosos comienzan a narrar los eventos a partir del momento justo en que todo está a punto de valer verga. Los maricas sólo se dedican a hacer coro en los momentos más intrigantes: !Ay sí, ay sí!. De lo que el chismoso no se entera es de que más bien está hablando del después y no del antes, ya que todo tiene ya tiempo de haber valido verga. (los maricas seguirán diciendo ¡ay sí!)

Justamente con motivo de las fiestas decembrinas (posada es un ejemplo cada vez menos convincente) comencé una de mis ocasionales investigacies antropo-zoo-alcoholicas con ejemplares expresionistas más jóvenes que yo, en los alrededores del metro Escuadrón 201. Habrá quien intente convencerles de que más bien me fui de pedo con mis primos.




Entrando en materia:




El regocijo duró hasta la hora desconocida en que se descubre que el sol ha dejado de ser matutino y, hasta donde yo sé, nadie se ganó la voluntad de nadie; mucho menos yo que traté de seducir, sin éxito, a la última moza (no creo que alguna vez musa) despierta. Había otra mujer despierta pero no se movía, cosa que me arrebató ese kus-kus, que le llaman.

Entre otras cosas que siempre pueden encontrarse en este tipo de rituales: rocksito, charlas infértiles, chistes apropiados, vomitadas (no mías), caras tristes de seres felices y mucho "undergraund guapachoso", lo más novedoso para mí fue el hecho de haberle inspirado a un anciano, momento en que salí a la calle en busca de comida y algún anti-cruda local, los mismos gestos que mi ligue me había negado horas atrás, antes de que saliera a por la pancita pa la cruda de todos los afectados por el ponche.




El caso es que:




Ya después de desgustar la pancita, la habitación comenzaba a revelar su malestar de sujetos, objetos y sustancias regadas por aquí y por allá... también por acá y del otro lado, hasta allá. El momento apocalíptico fue cuando apareció, en ese televisor que intervino con una suerte de exorsista-terrorista, César Costa en sus años de papá soltero, con ese sweter ochenterísimo que es referencia de muchos chistes que actualmente se usan para denotar la condición en la que alguien se encuentra de... (de qué?, todo puede resultar ridículo hoy en día que todo ha valido verga). Bueno fue ahí, justo ahí, cuando no pude sino asumir, todabía hebrio, del modo más elocuente una finísima conclusión:

"Ya no hay duda, la humanidad está destruida"

Siempre me he cuidado de ser un paranoico del desorden, pero si las premoniciones bíblicas de Nietzsche son consideradas como verdaderas, si siguiendo a Paz sin citarlo pero parafraceando su posible pensamiento, acostumbrado yo además a fungir de prolongación de sus reproches...



diríase o diríales...



que la autodestrucción de la humanidad llagará a causa del hartazgo de llegar siempre sólo a las inmediaciones vía del optimismo predilecto de posmodernistas tristes y fetichistas (o sea por culpa de todos ustedes, menos de ti, de ti, y de ti que me caes bien)




Ps Va!!!!




Valga la rusticidad y la grosería.


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